Se denominan préstamos hipotecarios o hipotecas, a los contratos de crédito realizados entre una entidad bancaria y un particular(empresa, institución, negocio…), en el que la devolución del importe prestado se avala con un inmueble. En el caso de que el dinero no sea reintegrado al banco en el plazo establecido y bajo las condiciones firmadas, éste puede vender el inmueble para recuperar el dinero prestado. Dado que un bien de alto valor (un inmueble) respalda el crédito, las facilidades de pago para los préstamos hipotecarios siempre son mucho mayores que en otro tipo de créditos, como los personales, consiguiendo, en el caso de las hipotecas, mejores intereses así como un plazo más largo para la devolución del importe prestado.
Diferentes gastos en los préstamos hipotecarios
Cuando nos decidimos por solicitar un préstamo hipotecario, y antes de decidir la cantidad a solicitar, hay que tener en cuenta una serie de puntos para evitar posibles sorpresas desagradables. Los gastos que va aoriginar la hipoteca tienen que ser soportados por quien solicita dicho préstamo, así que habrá que añadirlos al importe total de la operación para que ésta los absorba. Gastos fiscales (aproximadamente un uno por ciento del importe solicitado), tasación de la propiedad (antes de la aprobación del préstamo), estudio de la operación, comisiones de apertura que cobra la entidad bancaria (normalmente otro uno por ciento sobre la cantidad hipotecada), gastos de notario, registro de la propiedad…
Comparar entre entidades
Es conveniente recordar que los bancos ofrecen habitualmentepréstamos hipotecarios por importe del ochenta por ciento de la cantidad resultante de la tasación, pero algunos suben esta cantidad y llegan incluso al cien por cien de ese importe. Al igual que venimos repitiendo con el resto de créditos, como cuando pensábamos en pedir los préstamos online, es muy importante comparar distintas opciones, y no solo por el importe a prestar, sino para comprobar los distintos tipos de intereses que ofertan, los plazos de devolución, las condiciones “extra” que solicitan (domiciliar nómina, recibos, contratar seguros con la entidad…), las comisiones antes, durante y al cancelar la operación, etc. Además del importe de tasación de la vivienda, puede que alguna entidad bancaria considere oportuno pedir avalistas (alguien que avale la operación y se haga cargo de los pagos de las cuotas si el suscriptor de la hipoteca no cumple). Todo esto tiene que estar muy claro antes de comenzar con los trámites para la obtención de los préstamos hipotecarios.
Una vez elegida la entidad que se hará cargo de la operación, ésta redactará una oferta vinculante, un documento en el que aparecerán todas las condiciones del préstamo hipotecario (cuadro de amortizaciones, plazos, cláusulas especiales…) para que el cliente pueda estudiarlas. Si todo está conforme se procede a la firma de la escritura pública ante notario. Es bueno saber que antes de firmar, el cliente tiene derecho a pedir un borrador de la escritura para poder analizarlo con calma y evitar que quede algún cabo suelto. Si todo está conforme todas las partes (notario, cliente, apoderado del banco y, si los hubiere, los avalistas) firmarán la escritura original para ser llevada luego al registro de la propiedad. A partir de ese momento entra en vigor el préstamo hipotecario y se comienzan a liquidar las cuotas (normalmente mensuales) hasta el final del período pactado, aunque existe la posibilidad, pagando una penalización estipulada en la firma notarial, de amortizar la hipoteca anticipadamente, ya sea para cancelarla totalmente o bien para reducirla (bajar los importes de las cuotas o reducir el número de estas últimas).
Los préstamos hipotecarios son la mejor opción para la compra de un inmueble si no disponemos del capital suficiente, pero debemos estudiar bien sus condiciones para evitar sorpresas posteriores.